Estamos en los primeros pasos de un largo e inexplorado viaje, con un ambicioso recorrido deportivo y social, complejo pero lleno atractivos, al mismo tiempo. No se trata de ser pioneros en nada, ni de perseguir medallas, de llamar la atención o de buscar otra rentabilidad que no sea la social y la espiritual.  

En realidad, nos lo dictaba el corazón y, tras una meditación larga, nos hemos puesto en marcha, con la aspiración de compartir una afición y un sueño con mucha gente diferente y, en tantos sentidos, hermana; de sembrar también, juntos, la semilla de una sensibilidad nueva, capaz de ayudar a desterrar la violencia diaria de la vida de muchas personas, de airear esos ambientes de  su dolor, miedo, odio y rencor que deja donde habita; y con el deseo, asimismo, de contribuir a generar mayores equilibrios sociales.  

Más que largo, es un viaje intenso y profundo, y para ello nos acompañamos de nuestro querido ciclismo. No valía otro deporte. Tiene que ser éste, reflejado en el amarillo gloria del Tour, en la rosada y agridulce trascendencia del Giro y en el rojo sanguíneo de la Vuelta. Un deporte donde el corazón late sin límites, dispuesto a irse por la boca, donde la alegría y en llanto no conocen línea de separación y donde el ser humano paladea, a un tiempo, delirios de la grandeza y abismos de absoluta impotencia. Donde la naturaleza humana se destapa de un modo conmovedor.

La respuesta

Es un viaje para fan managers. Antes de emprenderlo te asaltará la pregunta de si eres tú realmente uno de ellos. Es normal, porque además se trata de algo nuevo. Podrás encontrar socios apasionados de un club de fútbol, hay muchos en cada ciudad, pero son bastante menos frecuentes los fan managers.   

Sabrás si tú lo eres cuando sientas internamente que el proyecto debe realizarse, cuando en el fondo algo te dice que no debes dejar pasar la ocasión, cuando percibas que tu aportación es importante, cuando experimentes un claro deseo de emprender la aventura, cuando te sientas con fuerzas para renunciar a unas copas o a salir un fin de semana para destinar ese dinero a abonar la cuota anual, cuando no digas que sobra el tiempo para darse de alta o que esperas a que lo hagan otros y te cuenten, porque este no es un proyecto para contar sino para participar y para hacer.   

Es un sueño que tenemos que levantar, piedra a piedra, fan managers llegados de todas partes, desde todas las creencias y con todos los matices de colores en la piel. Unos y otros seréis igual de queridos, queridas, e importantes para este proyecto, que te hará sentir la gratitud, te permitirá disfrutar intensamente y te hará experimentar, en cierto modo, la inmortalidad… Sí, también eso. Pronto te diremos como.